Puntos de buceo en el sur de Tenerife

La cueva de las morenas. Máxima profundidad 32 m.

Cueva de las morenas

Una de las inmersiones más famosas del sur de Tenerife. Plataforma rodeada de un manto de arena, residencia de miles de anguilas jardineras. La cueva ofrece en su exterior hasta 4 especies diferentes de morenas: pico pato, negra, moteada y murión. Una cruz indica la entrada a la cueva. No se recomienda la entrada si no se posee las certificaciones correspondientes a este tipo de aventura. Frente a la cueva, la Virgen del Carmen, patrona de los que vivimos del mar. Al fondo, una roca en forma de esfinge egipcia atesora una placa y una figura de un delfín que honra a la figura del gran Jacques Cousteau. Chuchos, obispos, angelotes, tamboriles, peces trompeta, y las reinas del lugar: las morenas.

Bufadero. Máxima profundidad 24 metros.

El bufadero

Inmersión sencilla pero apasionante. Tres niveles para un descenso controlado y tranquilo. Primer nivel, plataforma a 5 metros. Multitud de peces loro, trompetas, gallitos y pejeverdes reciben nerviosos nuestras burbujas y las reinas de la inmersión: tortugas verdes. Visita obligada de sepias y pulpos que juegan con nuestras cámaras al escondite.
Bajamos al segundo nivel, a unos 14 metros. Millones de rocas que saltaron al vacío desde el acantilado sirven de refugio a decenas de catalufas, gambas, anémonas, cigalas, burritos y erizos diadema.
La gran claridad nos permite ver el último nivel… el arenal. Un jardín de anguilas sortean huellas de ilustres visitantes: obispos, chuchos, ratones, mantelinas y un enorme banco de roncadores logra rodearnos totalmente, dando una sensación de simbiosis con el medio que nos rodea. A medio tanque empezamos la vuelta, buscando entre las rocas nuevos objetivos para nuestras cámaras. Ya de vuelta a la plataforma inicial, visitamos junto al acantilado una cuevecita a 5 metros de profundidad llamada ‘el bufadero’, famoso por las anémonas gigantes que habitan.
El Bufadero es la concentración más grande de las diferentes especies que habitan en las Canarias. Menuda fiesta!

El Condesito. Máxima profundidad 18 metros.

El Condesito. Máxima profundidad 18 metros.

Barco de carga de unos 44 metros de eslora, que en Septiembre de 1973 embarrancó en la costa de Punta Rasca, cargado de sacos de cemento, hoy esparcidos por los alrededores. Las fuertes corrientes y el azote de los temporales a configurado un pecio que conserva la parte de popa y la caldera como las zonas más significativas. Enormes peces trompeta y catalufas habitan en la bodega de popa. Podemos observar pequeños gusanos de fuego por todo el casco del barco. Inmersión sencilla y con una atmósfera muy especial entre columnas de basalto hace del Condesito una visita obligada.

Roncadores del Palm-mar. Máxima profundidad 22 metros.

Roncadores del Palm-mar. Máxima profundidad 22 metros.

Frente a la playa del Palm-Mar, una primera plataforma que ronda los 5 metros, nos abre paso hasta la pared en forma de herradura, creando infinidad de huecos y escondrijos para todo tipo de peces. En el centro de dicha herradura, una nube de roncadores que escapan con pavor de nuestras amenazantes burbujas. En las esponjas rojas, buscamos el esquivo pez rana, mimetizado con los fondos de la pared. Durante el invierno es fácil encontrar enterrados en la arena los majestuosos angelotes que hacen las delicias de los buceadores.

El Faro. Máxima profundidad 20 metros.

El Faro. Máxima profundidad 20 metros.

Preciosa inmersión situada frente al Faro de Punta Rasca. Podremos observar el increíble paisaje volcánico típico de la isla, paredes formadas por columnas de basalto. Siguiendo la pared atravesaremos dos bonitos pasadizos repletos de peces trompeta, catalufas y sargos… Morenas, muriones, anemonas y cigalitas canarias se esconden en pequeños recovecos. Inmersión sencilla donde buceadores de todos los niveles podemos disfrutar al máximo.

El Meridian. Máxima profundidad 30 metros.

El Meridian. Máxima profundidad 30 metros.

Pecio en un estado excelente, situado en un arenal cercano al Palm-Mar. Este barco hundido tiene 42 metros de eslora .Excelente para fotógrafos, pues la visibilidad es brutal, provocando un ambiente y unos contraluces difíciles de superar. Perfectamente limpiado, permite entrar a todas sus cabinas y espacios internos con gran facilidad. El mástil de popa descansa a 25 metros en posición horizontal, mientras el palo mayor, con la cubeta de vigía como principal atractivo, roza los 15 metros. Merodean medregales acechando grandes bancos de pequeños peces. 25 minutos de fondo son más que suficientes para una visita exhaustiva antes de entrar en parada de descompresión.

La cueva del Zorro. Máxima 20 metros.

El Meridian. Máxima profundidad 30 metros.

Entre el faro y el Condesito, a tan solo 20 metros de profundidad, una cuevecita muy interesante. Dos salidas posibles hacen que la cueva del tiburón, sea perfecta para la iniciación en esta aventura. Llamada la cueva del zorro, por que antiguamente un tiburón zorro hizo de esta cueva su morada. Hoy en día quien la habita es un gran tamboril espinoso. Inmersión muy apreciada por los fotógrafos por sus contraluces. Es impresionante ver la salida de la cueva llena de peces trompeta, burritos y catalufas que se van apartando a nuestro paso. En muchas ocasiones en su interior descansan chuchos.

San Miguel o Mancha Blanca. Máxima profundidad 40 metros.

San Miguel o Mancha Blanca. Máxima profundidad 40 metros.

La más técnica de las inmersiones, y una de las más bellas. Apta para buceadores muy cualificados, ya que transcurre la mayoría de veces con una corriente de más de 5 nudos, transformando la aventura en buceo a la deriva. El cabo del ancla cae directamente a los 23 metros de profundidad. Marcamos en nuestro compás el Oeste, hasta llegar a un veril que cae más allá de 80 metros. Una pequeña herradura inicia el vertiginoso descenso, hasta llegar al arco del coral negro: entrada a 38 metros y salida a 42 metros. Cubierto en su totalidad por tupidos bosque de coral negro, que nos recuerdan los frondosos bosques de abetos del pirineo. Sensaciones diferentes a todo. Rodamos el arco volviendo a la herradura de inicio. Es momento de consultar nuestro manómetro para iniciar ya el ascenso. En el camino, algún chucho, angelote o mantelina decoran nuestra increíble inmersión. Si la corriente es muy fuerte, nos dejamos llevar a la deriva y lanzaremos la boya de descompresión, para que nuestro barquero inicie la búsqueda y recogida de los buceadores.

Los Chuchos. Máxima profundidad 22 metros.

Los Chuchos. Máxima profundidad 22 metros.

Los Chuchos, o el Caracol. A 400 metros de la bocana del Puerto de las Galletas, descansa un pequeño pecio llamado el Caracol. En cuanto el ancla desciende, ya empieza el espectáculo: un gran banco de sargos se va acercando, dando la bienvenida a los buceadores. Descendemos a 14 metros por el cabo del ancla, donde varias rayas montan guardia esperando el descenso. Dos enormes barracudas patrullan alrededor de un banco de roncadores. Alerta con el gallo cochino, (pez ballesta), que lejos de asustarse, se enfrenta a las aletas de los buzos. Pequeños chuchos y chuchos gigantes acarician el fondo buscando la complicidad de algunos buceadores. Morenas en los agujeros, angelotes junto al pecio, anguilas jardineras pintando la arena, tapaculos, gallitos… todos están allí!!

Champiñones. Máxima profundad 30 metros.

Champiñones. Máxima profundad 30 metros.

Los champiñones es la prolongación del buceo en el Caracol. Grandes rocas en forma de Champiñón que dan nombre al sitio, junto a estrechos cañones y pequeños pasadizos que divierten al buceador en la búsqueda de la fauna típica del lugar. Podemos encontrar gran variedad de especies, desde pequeños nudibranquios y flavelinas, hasta chuchos, barracudas y algún esquivo mero. Bonita inmersión para niveles avanzados.

La cueva de Ali Babá. Máxima 42 metros.

Champiñones. Máxima profundad 30 metros.

Apta para buceadores con titulación y seguros adecuados al nivel de la inmersión. A 45º de la popa del Condesito, bajamos con la suavidad de la pendiente hasta llegar a un cabezón cubierto de coral negro. La boca, ancha y iluminada, nos lleva a una chimenea que termina a los 35metros. Camarones, coral negro, catalufas, algún chucho descansando… una inmersión diferente, que nos exige una preparación diferente.

La cueva de los Cerebros. Máxima 12 metros.

Champiñones. Máxima profundad 30 metros.

El cenote canario. La primera visita a esta cueva, me recordó mucho a los cenotes que existen en el Yucatán Mexicano. La cueva está situada cerca de Playa San Juan, junto a la playa del lujoso hotel Abama. La entrada está a 12 metros de profundidad, exige que el mar este perfecto: mar calmado en superficie para navegar hasta allí con comodidad y nada de mar de fondo para poder entrar y disfrutar de la cavidad. Tres grutas o caminos diferentes. Todos ascienden hasta la cota 0, pudiendo respirar aire que se cuela entre agujeros de la bóveda que preside cada uno de los finales de gruta. Aguas cristalinas, como en los cenotes, enturbiadas por una pequeña haloclina que descoloca a los que la visitan por primera vez. Chuchos residentes, multitud de cigalas, infinidad de camarones, y sobre todo unas esponjas en forma de cerebros que suelen crecer a 200 metros de profundidad, que curiosamente, han encontrado en esta cueva un refugio donde existir. Seguramente, de las mejores inmersiones del archipiélago.

Montaña Amarilla. Máxima 20 metros.

Champiñones. Máxima profundad 30 metros.

El teatro de los sueños. Ya en el exterior es uno de los lugares más intrínsecos y peculiares del sur de Tenerife. Multitud de estratos en el corte de la montaña, con un ligero tono amarillo que da nombre al acantilado. Mágico, diferente, peculiar paisaje lunar, imitación de corales mesa y multitud de vida menuda que invitan a sumergirnos y hacer fotos y más fotos…

Playa Paraiso. Máxima 24 metros.

Playa Paraiso. Máxima 24 metros.

Frente a Playa Paraíso, un saliente que cae con suavidad hasta los 24 metros. Entre cavidades y pasillos transcurre la inmersión. Un ancla enorme marca la vuelta hacia el cabo del barco. Fauna típica de Tenerife y una peculiaridad que es la gorgonia roja que corona la parte alta de la inmersión.